Algunos ejemplos de las posibles aplicaciones que se pueden implementar en una vivienda inteligente de última generación son : Control de iluminación o calefacción a través de Internet o teléfono, control de intrusión, control de inundación o presencia de gas o incendio y aviso de alarma a teléfono móvil, manejo de electrodomésticos por voz, control centralizado de persianas, sensores para apagar los sistemas de climatización en caso de apertura de ventanas, pulsadores de ayuda para personas mayores o indicadores de consumo, entre otros.
La inversión permitiría reducir el gasto hasta un 30%, y con esta se podría dotar a una vivienda con los últimos sistemas para evitar gastos innecesarios de luz, calefacción, aire acondicionado y electrodomésticos en mal estado que consumen más de lo debido.